LA EDUCACIÓN PARA LA CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL
El autor Francisco Gutiérrez afirma que “He llegado a descubrir que el único aprendizaje que puede influir significativamente en la conducta de los demás es que el individuo descubra e incorpora por sí mismo. El aprendizaje basado en el propio descubrimiento, la verdad incorporada y asimilada personalmente en la experiencia, no pueda comunicarse de manera directa a otra persona, porque al transmitir esa experiencia la transforman en enseñanza”.[1]
[1] GUTIÉRREZ, Francisco;
“Pedagogía de la comunicación”, Editorial Humanitas, Buenos Aires, 1975, Págs. 93 y 94.
También establece que “No es la
escuela sino la comunidad el centro y programador de proyectos a través de los
cuales se verifique el proceso educativo. La gestión educativa no debe
pertenecer a la escuela sino a la comunidad. Esta debe disponer de los medios y recursos suficientes
como para lograr una red de centros de acción educativa conectados entre
sí y organizados técnicamente para prestar servicios a un grupo promocional de
dimensión comunal. “[2]
[2] Ídem. Anterior. Pág. 116.
Por ello Francisco Gutiérrez afirma que “Implica la formación de una conciencia integradora y movilizadora “que va de lo individual a lo colectivo, transformando los recursos internos a la persona en catalizadores de una sinergia social transformadora.” [3] Y además que “... El cambio de conciencia en relación con el abuso de los derechos de propiedad es el paso previo requerido para implementar la ciudadanía planetaria. Un segundo prerrequisito necesario en este caminar, es encontrar reglas y normas que definan los términos y condiciones de tenencia de la propiedad que hagan posible detener el saqueo y dolencia del planeta Tierra. [4]
[3] GUTIERREZ, Francisco; “Eco pedagogía y ciudadanía planetaria”, Pág. 42.
[4] Ídem. Anterior. Pág. 55.
“Hoy la educación tiene que tener nuevos
fines y objetivos. Señalaremos tres que son considerados como primordiales. El
primero es considerar la educación como un proceso de concientización. Concientización
es equivalente al desarrollo de las facultades de reflexión, de acción y de
invención en el educando. Como dice Freire: “el hombre no puede participar
activamente en la historia, en la
sociedad, en la transformación de la realidad, si no se le ayuda a tener
conciencia de la realidad y de su propia capacidad para transformarla”. La educación
como proceso de concientización permite al educando desarrollar al máximo sus
virtualidades como prerrequisito para lograr su liberación individual y social.
“[5]
Consecuentemente,
solo mediante el aprendizaje se puede llegar a la reflexión, en relación a esto
el autor Paulo Freire indica que la
educación “… sea
igualmente dialógica. De ahí que, concienciadora también, proporciona, al mismo
tiempo, la aprehensión de los temas generadores y la toma de conciencia
de los individuos en torno a ellos mismos. “[6]
[5] GUTIÉRREZ, Francisco;
“Pedagogía de la comunicación”, Editorial Humanitas, Buenos Aires, 1975, Págs. 96 y 97.
[6] FREIRE, Paulo; “Pedagogía del oprimido”, Editorial Siglo
XXI, México, 1973, Págs. 112 y 113.
El autor Edgar
Morin considera preciso que florezca “La conciencia ecológica, es
decir la conciencia de habitar con todos los seres mortales una misma esfera
viviente (biósfera); reconocer nuestro lazo consustancial con la biósfera nos
conduce a abandonar el sueño prometeico del dominio del universo para alimentar
la aspiración a la convivencia sobre la Tierra.”[7]
Porque el hombre puede aprender a convivir en armonía con el medio natural, sin
afectarlo y desarrollando actividades que logren la conservación de especies
animales y vegetales. El autor Francisco Gutiérrez igualmente destaca que “Como dice
Freire todo saber autentico lo es desde el momento en que se torna praxis,
mientras más reflexiona el hombre sobre la realidad, sobre su situación
concreta, más emerge plenamente consciente, comprometido, listo a intervenir en
la realidad para cambiarla. Lo que en realidad necesitan los niños para el año
2000 en sus esquemas de asimilación, es
una enorme flexibilidad en la acción y un poder no sólo de adaptación sino
de transformación creadora del medio que
les rodea.”[8]
[7] MORIN,
Edgar “Los 7 saberes necesarios a la
educación del futuro”, Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, Francia, 1999.
[8] GUTIÉRREZ, Francisco;
“Pedagogía de la comunicación”, Editorial Humanitas, Buenos Aires, 1975,
Págs. 112 y 113.
Mario
Kaplún considera que “El modelo se
basa en la participación activa del sujeto en el proceso educativo; y formar
para la participación en la sociedad. Porque solo participando, involucrándose,
investigando, haciéndose preguntas y buscando respuestas, problematizando y
problematizándose, se llega realmente al conocimiento.”[9]
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